La educación de personas adultas en muchas ocasiones es concebida como una educación básica centrada principalmente en la realización social y personal, pero con unas posibilidades limitadas de empleabilidad, en especial si estos están en riesgo de exclusión o padecen obstáculos graves. En este sentido cabe destacar la definición de la Unesco (1997) que la define como un proceso por el cual las personas que han terminado su ciclo inicial de educación contínua comienzan otra actividad secuencial y organizada para obtener cambios en el ámbito informativo, del conocimiento, entendimiento, habilidades, apreciación, y actitudes.
Por el contrario, la Unión Europea en sus distintos Programas de Aprendizaje Permanente, y desde 2014 a través de Erasmus Plus, ha tratado de potenciar la Educación de Adultos y Permanente, debido no solo a las exigencias sociales sino también a la necesidad de adquisición de cualificaciones claves para el mundo laboral entre personas mayores de 18 años que ni estudian ni trabajan, como mecanismo para buscar nuevos modelos productivos (Comunicación de la Comisión Europea “Un nuevo concepto de educación: invertir en las competencias para lograr mejores resultados socioeconómicos” – Estrasburgo 2012). Cabe señalar que, según el informe educativo anual “Panorama de la Educación 2018“, el porcentaje de “ninis” en España entre 15 y 29 años es del 19,9%, frente al 13,4% que se registra de media tanto en la OCDE como en la UE.
En estos nuevos modelos productivos destaca el sector de la innovación y la tecnología, que en 2018 volvió a batir récords con una tasa de crecimiento que quintuplica a la del resto de industrias (informe de la firma Atómico 2018), y se ha convertido en el motor de la renqueante economía europea, con una inversión de más de 20200 millones (un 21% más que en 2017). Todo esto define a este sector como uno de aquellos con mayor capacidad de contratación, de movimiento de capital, y que cada vez va a ser más y más potente según remarca el propio estudio.
Pero además, este sector destaca por su gran atractivo entre la población entre 18 y 30 años, ya que desarrolla tecnología puntera con gran capacidad de motivación para estos estudiantes adultos, potenciando la empleabilidad entre colectivos y perfiles muy diversos (no es necesario tener titulación superior, hay puestos de trabajo en este sector que son adecuados para personas adultas sin o con baja cualificación), siempre que estos demuestren capacidades determinadas que les permitan desarrollar sus funciones con éxito y de manera segura: capacidad de análisis crítico, pensamiento científico, responsabilidad, capacidad de trabajo en grupo, instinto de superación, o compromiso siendo algunas de ellas.
Así, tanto por potencial económico, como por la estructura de las empresas, por los procesos de selección de personal característicos, y un ámbito de trabajo atractivo, las compañías del sector tecnológico son buenas candidatas para la empleabilidad de adultos que abandonaron sus estudios básicos y que por ello no han podido acceder al mercado laboral, pero que cuentan con una base educativa elemental.
Para ello, el proyecto “DE LA ALFABETIZACIÓN A LA CAPACITACIÓN DIGITAL Y TECNOLÓGICA” pretende generar un itinerario formativo adaptado a cada estudiante que le acompañe desde etapas básicas de alfabetización hasta la capacitación digital y tecnológica, amoldando contenidos y materiales a sus conocimientos previos. Todo ello con el fin desarrollar habilidades y conocimientos que faciliten su empleabilidad en centros de trabajo de alta tecnología. En especial si estas personas adultas forman parte de grupos en riesgo de exclusión o tienen obstáculos específicos.
Este proyecto pretende generar una gran repercusión no solo en el colectivo beneficiario (personas adultas entre 18 y 30 años que abandonaron el sistema educativo, y que debido a ello y otros obstáculos no han podido acceder al mercado laboral), sino en cada una de las entidades socias (de ámbitos muy diversos y complementarios) y los sectores a las que pertenecen (centros educativos de formación continua, empresas de base tecnológica, instituciones públicas, etc.).
En consecuencia podemos hablar de múltiples destinatarios:
- Personas adultas que ni estudian ni trabajan: este grupo constituye el principal colectivo beneficiario; personas adultas con bajo nivel educativo que no han accedido al mercado laboral y necesitan un proceso personalizado y completo desde la alfabetización básica hasta el desarrollo de ciertas habilidades y competencias tecnológicas, con la finalidad de mejorar su empleabilidad.
- Centros de formación permanente y de educación de adultos: los centros de formación permanente del ámbito nacional y europeo participantes también son destinatarios directos que podrán emplear los resultados del proyecto, ofertando el curso en su catálogo formativo.
- Redes y clústeres de empresas de base tecnológica y centros de investigación: al mostrarles de una manera clara y dinámica los beneficios que aportan las personas adultas que han superado nuestro curso para integrarlos en su red, y promocionando la empleabilidad de este colectivo a través de prácticas laborales y contrataciones se convierten también en destinatarios directos. Además disponen de la capacidad de diseñar acciones específicas para trasladar las necesidades formativas de sus empresas y sector a los materiales educativos creados en el curso.
- Organismos y entidades públicas en materia de educación europeas: buscamos su implicación para difundir los resultados y las buenas prácticas del proyecto; pretendemos llegar a un acuerdo para incluir los productos intelectuales en otros centros y organizaciones educativas.
- Otras partes interesadas: centros de formación permanente y de adultos que forman parte de las redes europeas en las que participan Umimho, NTUA, y Greta du Velay, y redes de empresas con base tecnológica y centros de investigación relacionados con Ikasia y Nanopaint. Estos están en esta fase conociendo el proyecto y las oportunidades les puede ofrecer.
